
Indecente paranoia ciega de vicios lascivos
no existe límite cuando son tus fantasmas los que te mueven
ese dialogo irrevocable de voces de tu cabeza
que no paran de exigir que te extirpen los ojos.
Ese olor a fundido, que declama que tu piloto automático no funciona
y es así y no de otra forma que
te das cuenta que estás vivo y no eres solo mierda en el camino
¡Miserable realidad!
¡No me finjas!, no haces más que buscar esa realidad
espontánea y esporádica como el aliento delatante de las mañanas
Nada más sublime que sentir como muere cada segundo tras otro
Nada más podrido que quedarse esperando un trago
Nada más elocuente que dos botellas sobre la mesa
Nada más eso, ni nada menos tampoco…
Yo no pedí que me devolvieras el vuelto,
odio ver tu delirante mirada de perdón
sabiendo que bajo las sombras degustas
de todos los placeres miserables de la vida.
La ambigüedad sobrelleva tus sentidos haciéndote cargar
la ética cruz del remordimiento
Tus pensamientos te apolillan, las cicatrices apuñalan tus pisadas
Haciendo más lento el recorrido,
Haciendo más artificial los instantes,
Haciendo que el propósito sea tan trivial
como el cínico saludo del crepúsculo
Sólo tallas tu artificio
Sólo roes tu carne
Sólo buscas entre las gente
La penumbra jamás fue tan soberbia, cuando fuimos nosotros los que paseamos sin fijarnos….
Felipe..
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