
Emperador de los caprichos y ambiciones insaciables
Enfermo errante de paisajes lujuriosos.
De los vicios te forjaste en las raíces, donde alguna vez ensoñaron vírgenes las flores.
Jamás ahogaste los deseos del aliento,
y fue en tus jardines donde las almas danzaban desnudas
entre los eternos crepúsculos del tiempo.
Los instintos de la carne idealizada por las manos no frenaron la sed por recorrer ese último respiro.
La realidad nunca fue tan diáfana, tan indudable como la ideada bajo tus ojos.
Incomprendida realidad la que les mostraste
y el castigo era tan evidente para quien camina en la ambivalencia de los escenarios
¿Fue acaso Drusilla, que desnuda bajo la seda, bailaba entre las musas?
No existe el control sobre el alma,
cuando la carne dialoga las mentes profanadas
Donde la orgia es la catarsis maestra del teatro de la vida.
¿Qué más se puede pedir?
Era evidente un final tan sublime
En la que el rojo tiñera por última vez el circo de los sentidos
Con la que cada cobarde estocada
sellaba con carne el final de los deseos
Deleo
2 comentarios:
Quizás él si padecía de obsesividad trastornadiza, pero dado que no lo has aludido, si señores, el pequeño dios suele poseer obesividad trastornadiza. Y el albatros de Baudelaire volverá a volar.
Más sobre la obsesividad trastornadiza visite: www.obsesivotrastornadizo.blogspot.com
... hoy dia andabas mas en las nubes que transtornado...
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