El letargo de los cuerpos sobre una calzada gastada por la mierda de todos
son las calles de santiago llenas de apariencias en las esquinas y los paraderos
¡están ahí eternos oyentes!
los postes, los semáforos, los árboles y el borracho de la plaza,
cada uno con su propia verdad, cada verdad mas sabia que la otra
cada sabiduría más ignorada por los ojos
huele a mierda en los espacios y tu espacio
huele a soledad que se mezcla en el primer sorbo de la mañana
huele a mierda en tu piel y lo que tocas
huele a olvido y memorias arañadas del amanecer
huele a mierda tus palabras, perfectos artefactos de pilas
olores del camino sin retorno
olores a gritos, angustias y muertes
hedores de mierda que salen de las maletas, las camisas y los trajes
la vieja casa que aúlla en las noches
los edificios emparejados a luz de la luna
los más bello fue cuando esperaron los asientos y el rocío,
eternos amantes de los amaneceres grises
Jose Ernesto
2 comentarios:
Felipe, utilizo este espacio para comentar el texto que encabeza tu blog. No he hallado otro lugar, y necesito hacerlo.
Claro, extraña conjunción esa del loco y la verdad. Ayer pensaba lo siguiente. ¿Qué es un loco? Alguien que está fuera de sí, que no se "haya", que no se concierne. Alguien que ha perdido la razón es alguien que ha perdido la cordura, el buen juicio, el sentido común. No se habita. Se es ajeno (de hecho, se dice: es un en-ajenado). Pero siempre me ha parecido que esta aproximación al tema de la locura es insuficiente. Pues, ¿no es cierto que el matemático, en tanto matemático, habita también una región absolutamente no-humana? Claro, habita la región matemática, que por definicón excluye cualquier tipo de esbozo subjetivo. Ambos, el loco y el matemático (o cualquier persona que aspire a la "universalidad"), están deshabitados por dentro. ¿Qué es lo que los hace tan distintos? Parece que el "lugar" al cual emigran. El matemático se proyecta a una zona ideal a la que le es ajena cualquier tipo de turbulencia. Al matemático (al universalista) le parece que su existencia en tanto subjetividad es turbulenta, parcial, fragmentaria. Sueña con recuperarse en la estabilidad del sentido universal. Muy por el contrario, el loco tiende al Hoyo. Vale decir, al sin -sentido radical. Al cortocircuito (ello me hace estar en desacuerdo contigo: en el loco no hay ninguna verdad: él no esconde ningún secreto: habita el Hoyo, lo inhabitable). Y no es casualidad que asociemos el Hoyo con el Culo, pues en ambos lugares se despositan los desperdicios (de la realidad, en un caso; del cuerpo, en el otro).
ADios!
Un abrazo grande
Nos vemos el lunes, no?
6:30 salida metro bellas artes
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