heteronimia, el poder

El poeta bien se sabe, fingidor de olores bien escritos y que
del poder son pocos los que se atreven y muchos los que simulan decir algunas cosas con palabras decoradas que ocultan verdaderas intenciones, ellos son los asquerosos que chorrean hipocresía por la boca.
La verdad, uufff.. palabra en papeles y sanitarios.. pienso a veces que solo en demencia se disfruta y aquel loco que delira al mirar aquella sublime puesta ultima de las cosas, se la guarda egoístamente y se regocija por dentro riéndose de los entupidos autómatas que somos, y claro que tiene razón!, ¿para que seguir pegado a las realidades mundanas, la cotidianeidad asquerosa y la rutina que apolilla tus entrañas? Entre ellos se halla el poder, un poder que hace poco e observado minuciosamente de la puerta numero diez del psiquiatrico Müller.
Se juntan ahí los locos a razonar las diferentes verdades, las escriben, las gritan, las vomitan sobre nosotros. Pero el hombre soberbio de sus razones jamás subversivo de sus reflexiones pierde el reloj y por ende la hora de cuando fue en aquellos tiempos participe de la verdad, si no me creen pregúntele a un niño, el sabrá constestar.
Ya bien explique lo que poseen los locos y como se mofan de aquellas sucias verdades, en donde 2 + 2 es siempre 4… JA!, que hipocresía la nuestra, que manera de abstraerse del mundo que tenemos, creemos saberlo todo, incluso la palabra se ve ensuciada. Para que decir la moral!, la culpa, la compasión, el “pecado” que ficticias palabras hemos inventado. Felicito al creador que aun sigue clavado!
Nos roe un gusano por la conciencia, nos come lo vivo que nos queda, dejando esa ética cosmopolita que por supositorio no han metido. En fin el loco sabe de lo que hablo, ya que con dolor saco al gusano de la ambivalencia y ahora vive libre del tiempo y de las cosas…. Por ahora me contento en este mundo letristico donde aun no llega el supositorio…




Jose Ernesto Marti

martes, 8 de julio de 2008

Jodida y hermosa ciudad

Es jodida la maldita ciudad por donde uno camina ¿no?, más aun si eres espinilla en el culo de la gente. Santiago, gran ciudad, o lo intenta por lo menos. Tiene grandes personas, todas muy fraternales, cariñosas, esperando para ayudarte siempre, somos una ciudad predominantemente cristiana según la ultima encuesta, nos chorrea la compasión por los poros, es cosa de ver como las viejas entran los domingos a las iglesias, y dan mas del 10 %, esperando poder librarse de todas las fornicaciones hechas en la semana en nombre de dios, y pretenden que dios los escuche el único día que él tiene para descansar, gente ilusa, dios también carretea los sábados en la noche, y esta con caña el domingo. Es tolerante el caballero, pero no le exijan tanto, tiene que ocuparse de otros asunto por ejemplo, el metro en la mañana, esa colmena de olores y pensamientos lascivos, el metro es la oportunidad de los calientes represivos, en donde el marido casado 25 años se le olvida su esposa con el primer culo que se le aprieta en la estación mas cercana, lugar donde ahora los precoses niños aprenden mucho mas de sexualidad que las entupidas clases de orientación hechas por una monja, que ni siquiera ha visto un pene en la tele. Los ojos se deleitan exorbitantes entre las faldas, las medias y las piernas, no hay distinción, ni categorías, no hay viejos verdes o enanos calientes. Es ahí en el metro donde una masa amorfa llena impotencias se congrega, personas desesperadas de sus casas y de su vida, y que hallan esa salvación divina en la respiración apretada de alguien desconocido. Pero aun así el metro es en realidad un universo vació, palacio del silencio y la indiferencia, lugar hecho para observar y no para levantar la mano y dar opiniones.

Te subes, quizás acompañado, en teoría casi siempre sólo, y sientes como te recorren los ojos, la gente especulando, lo estético domina las opiniones, puedes ser un brutal asesino, un violador, es el lugar para transformarse en personajes idílicos, pero es también ese lugar donde aflora esa sensación inmensa de hostilidad, de apatía, tu de alguna manera le caes mal a la gente, no importa como andes vestido o si eres el puto don francisco en pelota, a la gente le importaras un carajo. El metro será un lugar donde no existe el dolor por el otro, es simple, “¿quien chucha es el otro?”, ergo, para que sentirme mal ¿no?, es obvio que la gente quiera suicidarse en un lugar sin dolores, y sin penas, donde no existan esas cosas ficticias llamadas, compasión, esperanza, dolor, fe, y etc.. me encanta la idea de ser una anécdota más en sus vidas, una imagen clavada en el inconsciente, que jamás hablara, que ha muerto en el mas absoluto de los silencios en la que la gente especulara sobre el suicidio respecto a como andaba vestido. Es casi como si muriera de distintas maneras y de distintas categorías, y luego de un rato sólo soy alguien que barren para que siga funcionando ese universo indolente.









Jose Ernesto

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Representa quizás el desahogo de cualquier joven en busca de respuestas y reivindicaciones.
Representa tal vez una dulce hipocresía rayada más dos gramos de misantropía.
Representa por qué no una visión crítica de nosotros mismos, o del otro, inmiscuyéndose claramente en las pajitas del otro sin observar la gran viga en el propio.

No hay que esperar nada del resto. Sería uno de los azares de la sociedad, mucha gente, muchas reglas, gran sistema, pero sin corazón en el sentido Pasionesco. Es gente individual comunicada a través de "habitaciones", los que están conmigo entran en mi círculo, el resto qué importa. En verdad, qué importa. Hoy no seré pánfilo. Mañana tal vez sí.
Por otra parte los valores religiosos de las personas o puramenre morales están en el centro de su antropología. Despegarse un resto de uno mismo, para mirar a la desagradable persona que está junto a mí en el metro, como un hermano, con mis mismos y peores problemas, defectos y virtudes. No, qué bah, nunca mis virtudes. Las monjas por cierto no necesitan ver un pene para dar su opinión, así como este blogista no necesita ser monje para dar su opinión al respecto.
Mejor, olvídate de todo lo que puse. Es tan sólo el retrato de momentos capitalinos por un joven cualquiera.
A fin de cuentas seguimos cada uno por su lado,yo viviendo mi obesisividad, la monja con su pene y tú con tus Para Noias.



Beatle's concept by the way*

Anónimo dijo...

yo solo descanso mientras ustedes se matan intentando entender el sentido de la persecucion que tienen en sus entrañas!! jajajaj! estupidos!! me rio mientras carreteo!

peregrin dijo...

Wajajaja, hueón, la hueá chistosa al principio, aunque claro, al final se puso como más oscura la cosa...

El Metro es toooodo un tema pa mí. De hecho, cuando me vaya de aquí cuando me digan Stgo. lo 1º que se me vendrá a la mente son esos viajes subterráneos. Creo. No sé.

Abrazos! Marco.-

Chapulin Producciones dijo...

oe negro, y la bora puede ir?

si no puede dime no mas.