En el ayer camine descalzo por las calles,
En el hoy respiro las memorias y los sueños
Mañana los sonidos serán silencio en las huellas
Ayer morí de lo que hoy muero por mañana
¿No es que todos somos así?
Jose Ernesto
eres lolein
En el ayer camine descalzo por las calles,
En el hoy respiro las memorias y los sueños
Mañana los sonidos serán silencio en las huellas
Ayer morí de lo que hoy muero por mañana
¿No es que todos somos así?
Jose Ernesto
Siento el momento marchitarse en las horas
La flor cae triste cuando la noche nublada y fría a sido su presente
Aun recuerdo a la vela esperando que las palabras murieran en la penumbra
Se nos ha hecho necesario vivir en las miradas
Evitar los recuerdos, sujetarnos del ahora, y morir en el aliento
Fueron las manos las que hablaron apretadas en la noche
Recorriendo las mentiras y el silencio
Porque siempre nos tocó vivir entre los instantes
En ese momento ínfimo y oscuro
Respirando la muerte y soplando la existencia
Aun clavan los olores y las imágenes,
cuando son tus pasos los que cruzan la nostalgia
felipe...
Camino por las calles buscando a los ilusos de la memoria
Son los ciudadanos perdidos en las cadenas
Recatada-mente, si señores! , es eso lo que la mayoría ignora al pasear por las plazas
Tenemos el gusano de la norma metido en la medula,
Bajo ojos perdidos en pautas que impiden ver tras los sostenes y pantalones
Hemos encerrado a afrodita bajo las llaves de la conducta, ignorando la armonía
Desconociendo la raíz de las acciones y la belleza de los actos
Eros fue arrojado al tiempo sin clemencia ni perdón,
cuanta divinidad no hemos matado con el pensamiento
El poder nos ha hecho soberbios y presos de la realidad
La mente se ha cansado de extirpar las imágenes,
el libido chorrea sobre las huellas
son flashes de un racconto eterno sumergido en hipocresía
el mar juega entre la piedras hasta que en el ocaso las sumerge
pero ahí están enterradas esperando el alba…
la ambivalencia esta sujeta a nuestros pelos, listos para tirar en los sentidos
paseamos junto al cómplice eterno de nosotros mismos, pero aun así
nos gusta ser roca de noche durante el día….
Deleo...
Viento perseguido de memorias que recorre las calles de santiago
Son tus murallas grabadas en palabras
E ahí en tus calles los trozos de antaño
Recuerdos de noches afrodisíacas
Que alguna vez fueron cargadas de dionisiacas miradas
Santiago, olvidado en hojas secas
El estupor de los sensatos termino por borrar la última huella
Dejando sonar el réquiem que transita desnudo por tus calles
Donde ahora solo divagan las lapidadas miradas
Santiago, afonía de olores
Olores de tela que se mezclan con tu ruido insolente
Es el silencio presenciando la agonía de los sentidos
La melodía nocturna pernocta entumecida
Es el dolor de los pianos sangrando en los bares
Santiago, indiferente de tus pasos
Deleo
El letargo de los cuerpos sobre una calzada gastada por la mierda de todos
son las calles de santiago llenas de apariencias en las esquinas y los paraderos
¡están ahí eternos oyentes!
los postes, los semáforos, los árboles y el borracho de la plaza,
cada uno con su propia verdad, cada verdad mas sabia que la otra
cada sabiduría más ignorada por los ojos
huele a mierda en los espacios y tu espacio
huele a soledad que se mezcla en el primer sorbo de la mañana
huele a mierda en tu piel y lo que tocas
huele a olvido y memorias arañadas del amanecer
huele a mierda tus palabras, perfectos artefactos de pilas
olores del camino sin retorno
olores a gritos, angustias y muertes
hedores de mierda que salen de las maletas, las camisas y los trajes
la vieja casa que aúlla en las noches
los edificios emparejados a luz de la luna
los más bello fue cuando esperaron los asientos y el rocío,
eternos amantes de los amaneceres grises
Jose Ernesto
Es jodida la maldita ciudad por donde uno camina ¿no?, más aun si eres espinilla en el culo de la gente. Santiago, gran ciudad, o lo intenta por lo menos. Tiene grandes personas, todas muy fraternales, cariñosas, esperando para ayudarte siempre, somos una ciudad predominantemente cristiana según la ultima encuesta, nos chorrea la compasión por los poros, es cosa de ver como las viejas entran los domingos a las iglesias, y dan mas del 10 %, esperando poder librarse de todas las fornicaciones hechas en la semana en nombre de dios, y pretenden que dios los escuche el único día que él tiene para descansar, gente ilusa, dios también carretea los sábados en la noche, y esta con caña el domingo. Es tolerante el caballero, pero no le exijan tanto, tiene que ocuparse de otros asunto por ejemplo, el metro en la mañana, esa colmena de olores y pensamientos lascivos, el metro es la oportunidad de los calientes represivos, en donde el marido casado 25 años se le olvida su esposa con el primer culo que se le aprieta en la estación mas cercana, lugar donde ahora los precoses niños aprenden mucho mas de sexualidad que las entupidas clases de orientación hechas por una monja, que ni siquiera ha visto un pene en la tele. Los ojos se deleitan exorbitantes entre las faldas, las medias y las piernas, no hay distinción, ni categorías, no hay viejos verdes o enanos calientes. Es ahí en el metro donde una masa amorfa llena impotencias se congrega, personas desesperadas de sus casas y de su vida, y que hallan esa salvación divina en la respiración apretada de alguien desconocido. Pero aun así el metro es en realidad un universo vació, palacio del silencio y la indiferencia, lugar hecho para observar y no para levantar la mano y dar opiniones.
Te subes, quizás acompañado, en teoría casi siempre sólo, y sientes como te recorren los ojos, la gente especulando, lo estético domina las opiniones, puedes ser un brutal asesino, un violador, es el lugar para transformarse en personajes idílicos, pero es también ese lugar donde aflora esa sensación inmensa de hostilidad, de apatía, tu de alguna manera le caes mal a la gente, no importa como andes vestido o si eres el puto don francisco en pelota, a la gente le importaras un carajo. El metro será un lugar donde no existe el dolor por el otro, es simple, “¿quien chucha es el otro?”, ergo, para que sentirme mal ¿no?, es obvio que la gente quiera suicidarse en un lugar sin dolores, y sin penas, donde no existan esas cosas ficticias llamadas, compasión, esperanza, dolor, fe, y etc.. me encanta la idea de ser una anécdota más en sus vidas, una imagen clavada en el inconsciente, que jamás hablara, que ha muerto en el mas absoluto de los silencios en la que la gente especulara sobre el suicidio respecto a como andaba vestido. Es casi como si muriera de distintas maneras y de distintas categorías, y luego de un rato sólo soy alguien que barren para que siga funcionando ese universo indolente.
Jose Ernesto
La proyección, ese apetito mundano sobrevalorado de imágenes que torturan la mente, no es si no, una enfermedad creadora de figuras elevadas, propio de un ser tan soberbio como el ser humano.
La altanería del hombre no descansa, esta condenado a sofocarse en su arrogancia.
El hombre desmaya en sus anhelos, y se pierde a si mismo en su ambición, sabiendo que solo hay dos puertas al final de los afanes. Pero no importa la puerta escogida, la desesperación de alcanzar algo no abandona la raíz humana de las acciones, sólo al escoger la puerta que lleva a la agonía hace al hombre detenerse en el tiempo, condenándolo a una eterna contradicción interna, deberá vivir de la muerte de ese mundo sobrevalorado.
Es de esta manera como el fracaso es un puñal, que apropósito ha sido mal dirigido, es aquella cicatriz elevada mas allá de la muerte (un disparo en la cabeza no borrara la desesperación por haber querido ser alguien mas). Los pensamientos roen en lo más profundo del alma, ahí fluye la desesperación clavada a la relación del cuerpo con el alma. Es entonces la frustración una eterna consciencia, una eterna desesperación, en donde la llamada “depresión”, es solo un truco, otra altanería del hombre por pretender controlar a aquellos que han fallado. La depresión no es otra cosa, que el eterno intento de hombre por tratar de tocar las cosas, de hacerlas tangibles, de convertir la desesperación en algo diagnosticable, sabiendo desesperar no es una enfermedad, si no algo inherente del ser humano, algo que no se puede extirpar, y que esta ahí, para decirte que eres un soberbio asqueroso por pretender las estrellas, sin siquiera usar una escalera.
“La desesperación es la desesperación de no poder incluso morir…. Es morir la muerte…. En la desesperación el morir se transforma continuamente en vida, quien desespera no puede morir”
Kierkegaard
Emperador de los caprichos y ambiciones insaciables
Enfermo errante de paisajes lujuriosos.
De los vicios te forjaste en las raíces, donde alguna vez ensoñaron vírgenes las flores.
Jamás ahogaste los deseos del aliento,
y fue en tus jardines donde las almas danzaban desnudas
entre los eternos crepúsculos del tiempo.
Los instintos de la carne idealizada por las manos no frenaron la sed por recorrer ese último respiro.
La realidad nunca fue tan diáfana, tan indudable como la ideada bajo tus ojos.
Incomprendida realidad la que les mostraste
y el castigo era tan evidente para quien camina en la ambivalencia de los escenarios
¿Fue acaso Drusilla, que desnuda bajo la seda, bailaba entre las musas?
No existe el control sobre el alma,
cuando la carne dialoga las mentes profanadas
Donde la orgia es la catarsis maestra del teatro de la vida.
¿Qué más se puede pedir?
Era evidente un final tan sublime
En la que el rojo tiñera por última vez el circo de los sentidos
Con la que cada cobarde estocada
sellaba con carne el final de los deseos
Deleo